El aumento de suicidios en los estudiantes durante la pandemia

Por Verónica Meza

Alianza News

La propagación del COVID-19 a nivel mundial, ha ocasionado un desequilibrio en todos los ámbitos a nivel individual, familiar, social, económico, y a nivel salud. En los

Estados Unidos, la mayoría de los profesionistas se han visto confinados en sus casas siguiendo con proyectos laborales. Los trabajadores esenciales han sido los soldados que con su trabajo, permiten que el país siga funcionando con cierta normalidad. Asimismo, nuestros estudiantes, el futuro de este país, están viviendo una realidad virtual que pensaron que sólo existía en los cuentos de ciencia ficción o en las películas de fantasía. Cada estudiante ha sido limitado desde el inicio de la pandemia en febrero de 2020, a clases virtuales; en donde los compañeros de clase y los maestros están ahí para compartir, pero a la vez, no están en su mundo tangible. Si abordamos el tema de la pandemia de manera optimista, podemos deducir que muchos de los problemas tienen una solución o cierta luz en la jornada. Quizá se pueda encontrar otro trabajo, se recupere el negocio si se pide un financiamiento, nos podamos recuperar del COVID-19 con los debidos cuidados etc. Sin embargo, lo que no tiene punto de regreso es la muerte.

Según el Centro de Prevención para Enfermedades (CDC) por sus siglas en inglés, las investigaciones realizadas en los Estados Unidos durante la pandemia, comprueban que los problemas en salud mental han afectado a poblaciones específicas: jóvenes, hispanos, afroamericanos, trabajadores esenciales, cuidadores no remunerados de adultos y personas con tratamientos de larga duración.

De acuerdo a las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, originario de Portugal, el COVID-19, no solo ataca nuestra salud física, sino también aumenta el sufrimiento psicológico. La depresión y la ansiedad son dos de las enfermedades mentales más serias a nivel mundial que han existido antes de la pandemia y se han incrementado con ésta. Asimismo, los casos de intento de suicidio y ejecución del mismo han aumentado en este año 2020.

La CDC confirma que el suicidio está en el enlistado número 10 de las causas de muerte en los Estados Unidos. Este problema de salud mental ha sido el responsable de más de 48,000 muertes en el año 2018; más o menos, una muerte cada 11 minutos. En el mismo año, 3.3 millones de adultos americanos hicieron un plan para suicidarse, y 1.4 millones atentaron en contra de su vida.

Esta enfermedad mental afecta a todas las edades; y es la segunda causa de muerte entre niños y jóvenes de 10 a 34 años, la cuarta causa entre adultos de 35 a 54 años, y la octava causa entre los adultos de 55 a 64 años de edad. Podemos definir al suicidio como la muerte por una acción violenta hacia sí mismo; y aunque el hecho y la palabra provoquen un sentimiento fulminante, se puede prevenir y tratar con la ayuda adecuada.

A través de esta investigación para obtener datos más específicos de las causas de los aumentos de suicidio, nos produjo una grave preocupación informarnos de los altos índices de intentos de suicidio entre los jóvenes estudiantes en el Estado de California y a nivel nacional.

Antes de la pandemia, los casos de intentos de atentar contra la propia vida, ya estaban elevados. Lo que ha provocado el COVID-19 es aumentar los casos, y hacerlos más evidentes.

Para ahondar en este tema, contactamos a Griselda Zermino, LMFT, psicóloga especializada en terapias para parejas y familias.

¿A qué se debe que los estudiantes a nivel secundaria y preparatoria tengan ideas suicidas?

“Muchos de los intentos de suicidio vienen por traumas causados de la niñez que no se han podido superar. Hay ocasiones que existen violaciones, violencia interfamiliar, y los integrantes de una familia no se comunican. Se ignora el problema. También el uso de redes sociales crea una imagen falsa y apariencia de felicidad. Muchos jovencitos ven esa ilusión y comparan su vida, su casa, la comida, la ropa, los viajes etc. con su propia realidad de carestía. Eso provoca un problema de autoestima. Si agregamos que hay problemas familiares y que los padres trabajan dos turnos para solventar los gastos familiares, no hay comunicación, no hay apoyo; el jovencito piensa que no hay esperanza, y pueden intentar quitarse la vida”, comentó la terapista Zermino.

Tristemente, podemos indagar que la mayoría de los estudiantes que han decidido tomar sus vidas, ya tenían problemas antes de la pandemia. Para la mayoría, el único apoyo era ver a sus compañeros en la escuela o hablar con algún maestro. Y ese apoyo se les quitó. Ya no tienen la transición de clase a clase. Se cancelaron las fiestas, no hay forma de ir al cine, ni a las tiendas. Aunado a que la adolescencia es una etapa difícil. Entre los estudiantes afectados, puede haber más riesgos de quitarse la vida, si en la historia de la familia hubo casos de atentados suicidas, sufren de segregación social, crisis económica, la historia de problemas de salud mental, o el consumo de alcohol y el abuso de drogas. También, el riesgo es alto cuando ha existido un abuso sexual, bullying o acoso escolar, violencia sexual, entre otros.

¿Cómo se puede identificar los rasgos de suicidio en un estudiante?

Los indicios del suicidio que los padres de familia o maestros pueden identificar inmediatamente es cuando el estudiante habla de cómo quitarse la vida, busca formas de dañarse, tiene cambios repentinos de conducta y emociones, especialmente cuando ha sufrido la pérdida de un ser querido o han pasado por un evento doloroso.

“Los padres tienen que estar atentos a las señales rojas; si su hijo empieza a hablar de muerte, hay que escucharlos, y saber de qué están hablando. Es importante, identificar palabras claves: ‘Ya no quiero estar aquí’, ‘Te voy a regalar mis cosas’. La mayoría de los jóvenes sí lo hablan. Pero los padres los tienen que tomar en serio y demostrarles con amor y comprensión que sus vidas son muy importantes.

También, todos los distritos escolares tienen departamentos de salud mental. Hay que informarse y romper el estigma de la vergüenza para pedir ayuda en estos casos de vida o muerte”, dijo elocuentemente la terapista Zermino.

De acuerdo a estadísticas proporcionadas por el Centro de Prevención para Enfermedades, más de 120 suicidios ocurren en este país diariamente. Por cada suicidio, se estiman 30 atentados, que no llevan acabo su propósito. Y estas cifras han aumentado drásticamente este año 2020. Los programas de prevención contra el suicidio y la acción no fatal de atentar violentamente contra la propia vida, le cuesta a los Estados Unidos $69 billones de dólares cada año.

La terapista Griselda Zermino, recomienda a los padres de familia y maestros, proveer ayuda y validar el sentimiento de los hijos y los estudiantes. En este caso, es importante emitir un reporte a los servicios de salud para que el jovencito reciba el apoyo o terapia inmediata. Asimismo, todos los maestros a nivel estatal y nacional están entrenados para detectar los casos de suicidio, y redirigir a los estudiantes con profesionales especializados en el cuidado de la salud mental.

Dentro de las recomendaciones dadas por la terapista Zermino para adolescentes y adultos en riesgo de atentar en contra de su propia vida, se encuentra:

-Acceder a la aplicación MY3 que se puede bajar en su teléfono celular de manera gratuita, y tiene recursos de pasos a seguir o técnicas para calmar los intentos suicidas. MY3 está conectada directamente a la línea 911.

-También puede mandar un texto a la línea: 741741, en donde hay gente que puede ayudar las 24 horas del día en su propio idioma.

-Si marca 211, puede recibir recursos comunitarios en su celular; incluyendo cierta ayuda económica

– También, puede llamar a la Línea de Prevención del Suicidio al 1-800-628-9454 donde lo atenderán en español.

El día 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio que afecta a todas las naciones, religiones y edades; y se ha convertido también en una pandemia. Sin embargo, no debemos esperar a que los meses pasen para hablar de este tema cada celebración mundial; el momento está aquí y ahora. El tiempo no se detiene y una vida no puede pasar desapercibida sin recibir la ayuda mental adecuada.
Nos despedimos con esta frase de Martin Luther King Jr., “Da tu primer paso ahora. No es necesario que veas el camino completo, pero da tu primer paso. El resto irá apareciendo a medida que camines”.

Más de 120 suicidios ocurren en este país diariamente. Por cada suicidio, se estiman 30 atentados, que no llevan acabo su propósito. Los programas de prevención contra el suicidio y la acción no fatal de atentar violentamente contra la propia vida, le cuesta a los Estados Unidos $69 billones de dólares cada año.

Los indicios del suicidio son hablar de cómo quitarse la vida, buscar formas de dañarse, cambios repentinos de conducta y emociones, especialmente cuando un sufrido la pérdida de un ser querido o un evento doloroso. La buena noticia es que a pesar de todos estos aspectos intimidantes, el suicidio es prevenible, y se pueden seguir ciertas estrategias, tales como: acceder y proveer con la información para los cuidados, crear un ambiente más seguro, promover la conexión con otras personas, enseñar qué se debe de hacer para sanar un sentimiento de atentado de vida, y qué pasos seguir. Además identificar a las personas con peligro, disminuir los factores de daño y prevenir futuros riesgos; apoyar la economía de la persona con la búsqueda de medios para solventar sus gastos. Idealmente, la prevención suicida debería de ocurrir en todos los niveles individuales, relaciones afines, la comunidad y la sociedad en general.