¿Qué esperan los latinos en los primeros 100 días del Presidente Biden?

Por Manuel Ortiz

Alianza News

La comunidad latina, que actualmente representa la proporción más grande de votantes no blancos en los Estados Unidos (32 millones; 13 por ciento de los votantes elegibles), fue fundamental para el triunfo del presidente demócrata Joe Biden, y la primera vicepresidenta del país, Kamala Harris. Pero a los latinos no solo nos han fallado los republicanos; también las promesas de gobiernos demócratas han quedado en el aire. Por ello, es necesario plantear, y mantenerlo en la memoria colectiva, qué podemos esperar las comunidades latinas en los primeros 100 días del nuevo gobierno federal, partiendo de sus primeras promesas.

De acuerdo con Gabriela Lemus, presidenta del Congreso Progresista, en el 2020 se incrementó el poder político latino gracias al enorme esfuerzo de organizaciones que impulsaron el voto de esta población a través de educar, movilizar y activar a la comunidad, principalmente en California, Arizona, Nevada, Colorado, Texas, Pensilvania, Florida, Michigan, Wisconsin y Georgia.

Este esfuerzo de las organizaciones se dio por una misma razón: mejorar las condiciones de vida de nuestra comunidad, la cual fue brutalmente golpeada por las acciones y discursos de odio del expresidente Donald Trump. ¿Qué sigue?

Por diversas causas, entre ellas la inequidad económica, la comunidad latina ha sido desproporcionalmente afectada por el COVID-19. Según el presidente Biden, en sus primeros 100 días se administrarán 100 millones de dosis de vacunas contra este virus. “Estoy absolutamente convencido de que podemos cambiar en 100 días el curso de la enfermedad y cambiar para mejor la vida en EEUU”, dijo el mandatario el martes 9 de diciembre del 2020 y lo volvió asegurar en su discurso. Las promesas del presidente no solo incluyen el proceso masivo de vacunación, sino además la equidad y la atención prioritaria para los sectores más vulnerables.

Supuestamente, desde los primeros días de su gobierno, Biden pondrá fin a la política de Trump de separación familiar de migrantes, buscaría la reunificación de los más de 500 niños que están perdidos y

separados de sus padres, y frenaría la detención prolongada de indocumentados.

Pero eso no es todo, el presidente también dijo, el 22 de octubre en su último debate con Trump, que desde su primer día en la Casa Blanca, enviaría una iniciativa de reforma migratoria al Congreso “que ofrezca un camino a la ciudadanía para los 11 millones de inmigrantes indocumentados que contribuyen tanto a este país”. Palabras similares expresó en su momento el expresidente Barack Obama, pero la supuesta reforma migratoria se quedó en promesas.

En términos de migración, Biden también tomará acciones contundentes e inmediatas para proteger a los más de 700 mil inmigrantes del programa DACA, también conocidos como “dreamers”, jóvenes que ingresaron al país de manera indocumentada cuando eran niños.

La fallida administración de Trump, que será recordada por incentivar el terrorismo doméstico de supremacistas blancos en el golpe al Capitolio el 6 de enero, eliminó la admisión de refugiados a los Estados Unidos. Biden volverá a abrir las puertas del país a personas perseguidas en sus países de origen. Biden también prometió agilizar el proceso de naturalización, facilitar los trámites para la obtención de la residencia permanente en el país, así como reestablecer las visas de trabajo para extranjeros frenadas por Trump.

Por otro lado, Biden ha pedido al Congreso un enorme paquete económico para hacer frente a la pandemia pero, además, para crear millones de empleos a través de la estrategia denominada Build Back Better (Vuelve a Construir Mejor), que forma parte de una plan de 700 mil millones de dólares. Teóricamente, el dinero para este plan se obtendrá de un incremento en los impuestos para las corporaciones más grandes y las personas más ricas del país.

Por cierto, en su plan económico, el presidente ha sostenido que incluirá una inversión de dos billones de dólares en energías renovables, a lo que llamó “revolución de energía limpia”, y con lo cual se le haría frente al cambio climático, negado por la administración anterior. “La primera cosa que haré es volver al Acuerdo de París”, y lo cumplirá.

La temporada de promesas terminó. El presidente Biden y Harris reciben un país hundido en una profunda crisis económica, y dividido e intoxicado por el fanatismo, el racismo y el odio que dispersó Trump. También reciben un país golpeado por la pandemia que, por decir lo menos, administró pésimamente el gobierno anterior. El reto no es menor de Biden y Kamala no es menor, pero se les fue la campaña en prometer, en suplicar el voto latino, y ahora deberán cumplir. ¿Lo harán?