A pasado tan solo un año de que la vida de todo el mundo cambiara. El condado de Santa Clara fue el primero en dar la cara a un virus que aún no se conocía bien, en el que millones de personas dudaron que existía, muy contagioso e incluso, en algunos casos letal. Sin embargo, también se volvió en la enfermedad que más nos ha enseñado sobre resiliencia y fortaleza.

Era la última semana de enero de 2020 cuando el Departamento de Salud de Santa confirmó que un hombre fue examinando por COVID-19 y resulto positivo, con lo que se volvió el primer caso en el condado y es primero en el Área de la Bahía.

El paciente, residente de Santa Clara, viajó a Wuhan, China y regresó el 24 de enero al aeropuerto en San José. El Departamento de Salud refirió en su momento que el sujeto tuvo muy poco contacto y no Salió de su hogar en días, pues e mantuvo en auto-aislamiento.

De ahí en adelante, todo fue en subida. Para el 6 y 17 de febrero de 2020 se registraban las primeras muertes por el virus SARS-CoV-2, las cuales fueron confirmadas hasta el 21 de abril. Las dos personas que murieron en dicha área no tenían antecedentes conocidos de viajes a China ni a ningún otro lugar donde hubieran estado expuestos al virus, por lo que se presumía que ambas personas contrajeron el virus a través de la propagación comunitaria.

En ese entonces, el forense clínico del condado de Santa Clara realizó las autopsias de las dos personas que habían muerto en sus hogares y luego envió muestras a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades –CDC, por sus siglas en inglés–, ese mismo día, se confirmó que las muestras de los tejidos resultaron positivos para coronavirus. Con esos resultados, se daban las primeras muertes por COVID-19 en el país.

El condado, también confirmó una tercera muerte a principios de marzo de 2020, la cual estaba relacionada con el virus.

Nada fue lo mismo. El 9 de marzo de 2020 el condado de Santa Clara emitió su primera orden de salud, donde precisaba que a partir del primer minuto del 11 de marzo y hasta el último minuto del 31 de ese mismo mes, donde se imponía una moratoria para todas las reuniones masivas donde hubiera más de mil personas, ello con la idea de mitigar la propagación del COVID-19.

No fue suficiente. Para el 14 de marzo, la moratoria se amplió para aquellas reuniones mayores de 100 personas, así como una moratoria condicional sobre aquellas reuniones de entre 35 y 100 personas.

Para el 16 de marzo, tan solo un par de días después, la situación se agravó. El Departamento de Salud del condado de Santa Clara ordenaba a todos sus residentes a quedarse en casa, excepto cuando necesiten salir para prestar o recibir ciertos servicios esenciales o participar en ciertas actividades esenciales y trabajar para servicios gubernamentales y empresas esenciales.

Las personas sin hogar quedaron exentas de la orden, pero les urgió a que encontraran refugio, mientras que se les instó a las agencias gubernamentales a que lo proporcionaran.

A su vez, se le ordenaba a todas las empresas y agencias gubernamentales que dejaran de realizar todas las actividades no esenciales en todas las ubicaciones físicas del condado; mientras que se prohibieron todas las reuniones no esenciales de cualquier número de personas; y se ordenó la suspensión de todo desplazamiento no esencial.

El 24 de marzo, funcionarios de salud del condado notificaron que todos los laboratorios que realizaban pruebas de diagnóstico COVID-19, debían reportar a las autoridades de salud pública local y estatal, los resultados de dichas pruebas, lo que incluía resultados positivos, negativos e inconclusos.

El 31 de marzo de 2020, el condado llamó a los residentes a continuar refugiándose en sus hogares, excepto para las necesidades esenciales. Se restringió el acceso a áreas recreativas, y se requirió que las empresas esenciales implementaran protocolos de distanciamientos social.

Casi un mes más tarde, el 29 de abril, se llamaba a todos aquellos negocios e instalaciones que se mantenían abiertas, a implementar el distanciamiento social, y por primera vez, la cobertura facial y todos los protocolos de limpieza.

Sin embargo, no todo son malas noticias. El 25 de enero de 2021, el Departamento de Salud Pública de California anunció que la Región del Área de la Bahía ya no está sujeta a la Orden regional de quedarse en casa.

Sin embargo, el Condado de Santa Clara continúa experimentando una tasa alarmante de transmisión de COVID-19, y las capacidades de los hospitales y las Unidades de Cuidado Intensivo –UCI, por sus siglas en inglés– siguen siendo extremadamente limitadas en el condado y la región.

«El peligro que representa el COVID-19 para nuestra comunidad no ha disminuido y la Oficial de Salud del Condado insta a las empresas, entidades y residentes a continuar ejerciendo la máxima precaución incluso cuando el Estado levante ciertas restricciones», señaló el Departamento de Salud del condado.

El 30 de enero de 2021, el condado superó los 100 mil casos positivos por COVID-19.

El 2 de marzo de 2021, el Departamento de Salud Pública de California anunció que el condado de Santa Clara ingresaba al Nivel Rojo del Plan estatal para una economía más segura a partir del 3 de marzo de 2021.

El condado también levantó las directivas de salud locales específicas de actividades. Sin embargo, el condado de Santa Clara continúa experimentando altas tasas de transmisión de COVID-19 y el peligro que representa el COVID-19 para la comunidad no ha disminuido.

El Oficial de Salud del Condado ha instado a las empresas, entidades y residentes a que sigan actuando con cautela incluso cuando el estado levante ciertas restricciones.

Hasta el sábado 6 de marzo, el condado reportaba 111 mil 638 casos positivos por COVID-19, mil 822 muertes derivadas de la enfermedad, y 166 hospitalizaciones.

En tanto que 331 mil 821 dosis de vacunas contra COVID-19 han sido puestas a residentes del condado mayores de 16 años. 20.6 por ciento de los residentes han recibido una dosis, mientras que 9.9 por ciento han recibido la segunda dosis de la inmunización.