Controversias, sentimientos encontrados, abuso de poder político y protestas se derivan de la estatua del Capitán Thomas Fallon, ubicada en San José. Para sus defensores, Fallon es un héroe y marca un acontecimiento histórico el hecho que izara por primera vez la bandera norteamericana en San José. Sin embargo, para los opositores al memorial de guerra Fallon, representa una ofensa y abre viejas heridas en la comunidad mexicana y latina.

El nivel de inversiones de la ciudad, los gastos públicos y privados con subsidios han sido muy criticados. “Fue y sigue siendo inmoral gastar el dinero de los contribuyentes en Fallon, millones de dólares se han gastado en la casa y la estatua. Eso fue un abuso de autoridad y mal uso de fondos públicos”, declaró en su momento Javier Salazar, director de la Academia Aztlán. Para muchos la instalación de la estatua del Capitán Tomas Fallon representa el linchamiento de miles de mexicanos durante la guerra de 1846 -1848. 

 El abuso empezó con los alcaldes de San José  

Según los historiadores, en 1978, el ex alcalde de San José Thomas McEnery escribió un libro titulado “California Cavalier” donde narra las jornadas de Fallon. Por doce años se vendió ese libro como texto histórico y estuvo en el Sistema de bibliotecas de San José.  No obstante, en la segunda edición, existe una aclaración donde manifiesta que es una obra de ficción. McEnery a través de esa fantasía promovió todo un mito. La controversia con la estatua de Fallon se remonta a 1988 cuando fue encargada sin ningún proceso público por McEnery.

El maestro Javier Salazar comentaba que la primera crítica consiste en que en ese entonces a nivel local se tenía una forma de gobierno de consenso, cuya plataforma política permitía que las decisiones del alcalde y concejales se realicen antes de una discusión pública. El problema es complejo. La creación del memorial de guerra de Fallon nunca cumplió con las normas y procedimientos adecuados, se cometió un terrible error al crear esa estatua sin la participación del público de San José.

Con una decisión individualista e intereses privados del entonces alcalde Thomas McEnery y del director de la Agencia de Renovación Urbana de la Ciudad, Frank Taylor, se asignó al proyecto Fallon $445,000 dólares de los fondos de los contribuyentes. 

En 1990 se anuncia públicamente la concretización de la estatua de Fallon. El resultado fueron las protestas y la disconformidad por parte de los pobladores latinos apoyados por los periódicos locales hispanos. La estatua de bronce terminó almacenada en Oakland.

Pese a ello, en el 2000, durante una sesión regular del municipio de San José se aprobó la instalación de la controversial estatua del Capitán Thomas Fallon. La medida fue aprobada por los 10 votos emitidos por el entonces alcalde Ron Gonzales y los 9 Concejales. De los 11 servidores públicos que decidieron sobre el monumento a Fallon, el único voto en contra fue de Alice Woody. Durante la sesión del Concilio de San José se aprobó un gasto de 250,000 dólares para la instalación de la estatua. Los opositores aseguran que ese gasto público no fue ético y que se gastó  mucho dinero en una estatua que no representa nada.

Sam Liccardo a favor que se retire la estatua de Fallon   

Pero la lucha continua y también hay algunos políticos que parecen escuchar a su comunidad. El actual alcalde de San José, Sam Liccardo, está pidiendo que se retire la controvertida estatua de Thomas Fallon, una decisión generada por las protestas de la comunidad. “Por tercera vez en tres décadas, el debate sobre la estatua de Thomas Fallon ha reabierto viejas heridas y profundizado divisiones. Estoy pidiendo a la Ciudad un proceso público para empezar a retirar la estatua de Fallon. Al concluir ese proceso público, salvo que se produzca un cambio en los hechos, apoyaré la remoción de la estatua”, escribió Sam Liccardo en su acostumbrado blog.

Remontémonos a la historia   

De acuerdo a los historiadores, con deseos expansionistas el entonces presidente norteamericano Polk, envió al General Taylor a una misión de provocación y hostilidades contra México. La artimaña funcionó. El 13 de mayo de 1846 el Congreso norteamericano declaró la guerra contra México. Era una lucha desigual. El conflicto con México fue sólo una guerra de conquista. En 1848, con el tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el cual, México perdió más de la mitad de su territorio, cediendo una vasta región. 

La estatua de Fallon abre heridas muy profundas, representa un monumento al militarismo, que evoca la guerra entre México y Estados Unidos.  Cuando no se conoce el pasado, las raíces y tradiciones, se actúa con negligencia, como fue el caso de los entonces alcaldes y concejales de San José.  Esto ocurre con muchos políticos que están intelectualmente limitados y toman decisiones sin conocimiento de nuestra historia. La estatua de Fallon representa un regreso y una perpetuación a una época muy dolorosa. 

Los historiadores y las maestras  

El doctor Gregorio Mora es historiador y ha trabajado en el departamento de estudios mexicoamericanos de la Universidad Estatal de San José, comentaría: “La estatua de Fallon siempre ha causado protestas por parte de los miembros de la comunidad latina. En aquel entonces, el jefe de la municipalidad, Thomas McEnery, no sólo creó un héroe ficticio, sino que abusó de la confianza y adjudicación de su poder político y comisionó la creación de una estatua en honor a un personaje, quien históricamente no tiene valor en San José, que es una ciudad multicultural. Yo respeto a todas las culturas. Pero existen otros personajes anglosajones que realmente son importantes y han contribuido al desarrollo de esta ciudad”.

El memorial de guerra de Fallon significa recordar la agresión expansionista del invasor contra el pueblo mexicano. La estatua lastima los sentimientos de los primeros dueños de estas tierras antes del tratado Guadalupe-Hidalgo en 1848. Esta estatua trae a la memoria recuerdos tristes y trágicos. El alza de la bandera norteamericana en las manos de Fallon representa la pérdida del territorio y del poder político de los mexicanos. 

Por su parte, la maestra Rebeca Salazar, quien trabajó al lado del líder César Chávez, dijo “A los estudiantes no se les enseña la correcta historia de sus orígenes y cultura. Cuando se convierten en adultos no tienen orgullo de su raza y no conocen su historia. En algunos textos escolares la historia empieza con los pioneros ingleses. No se considera a las poblaciones indígenas quienes fueron dueños de estas tierras antes de la llegada de los europeos. Los textos escolares todavía no cumplen su cometido porque no incluyen en forma relevante la herencia latina. Una gran mayoría de políticos tienen miedo. Ellos temen por su carrera si votan a favor de las verdaderas necesidades de los hispanos. Por ello ocurrió la instalación de la estatua de Fallon”.