En la opinión de varios expertos, la guerra en Ucrania ha intensificado la amenaza de una guerra nuclear. «¿Qué tan real es la amenaza de una guerra nuclear?», preguntó Daryl Kimball, director ejecutivo de la Asociación de Control de Armas no partidista y editor y colaborador de la revista mensual de la organización, Arms Control Today. “La retórica del presidente ruso, Vladimir Putin, destaca los graves riesgos asociados con el conflicto en curso en Ucrania. Al describir las declaraciones de Putin, incluida una advertencia del 24 de febrero de que la interferencia de poderes externos en Ucrania invitaría a consecuencias nunca vistos en toda su historia. Sin embardo, algunos han interpretado las palabras de Putin destinadas a evitar la asistencia directa de Estados Unidos y la OTAN a Ucrania. Kimball dice que tanto la doctrina militar rusa como la estadounidense dejan abierta la opción de desplegar armas nucleares contra objetivos no nucleares. ¿Qué significa eso en la práctica? Desde el ámbito de Moscú, si la marea de la guerra parece volverse contra Rusia, las armas nucleares tácticas de corto alcance podrían convertirse en una opción cada vez más atractiva para recuperar la ventaja. «Una vez que se usan las armas nucleares, no hay garantía de que el otro lado no responda».

Los observadores también tomaron nota del discurso del Día de la Victoria de Putin, pronunciado en Moscú el 9 de mayo para conmemorar la derrota de la Alemania nazi por parte de Rusia, que omitió tales amenazas de escalada. Pero con la guerra en Ucrania, Kimball advierte que su continuación aumenta el peligro de una confrontación nuclear.

Michael Klare es profesor emérito y director del Programa Five College en Estudios de Paz y Seguridad Mundial en Hampshire College. Para el experto Klare, la amenaza actual de una guerra nuclear se remonta a un cambio decisivo en la postura militar de EE. UU. en 2018 que se alejó de la guerra contra el terrorismo para centrarse en lo que sus autores describieron como competencia entre grandes potencias. Bajo esta nueva estrategia, articulada por el exsecretario de Defensa James Mattis, las fuerzas armadas de Estados Unidos se alejarían de los conflictos a pequeña escala en el Sur global para centrarse en conflictos más grandes, Rusia y China.

Para los líderes en Moscú y Beijing, ese cambio trajo consigo una amenaza mayor e inaceptable de las armas convencionales estadounidenses recientemente desplegadas que tienen como objetivo las capacidades e infraestructuras militares respectivas de sus países. Si este fue el factor que impulsó la decisión de Putin de invadir Ucrania es algo que deben decidir los futuros historiadores.

 “Después de la guerra en Ucrania, este proceso de construcción de capacidades de las tres potencias para la guerra convencional y nuclear está destinado a acelerarse”, dice Klare. “En Europa, después de la guerra vamos a ver una nueva Cortina de Hierro, excepto que esta línea estará más cerca de Rusia que la de la Guerra Fría”.

Mientras tanto, la lucha continúa en Ucrania, y los objetivos de guerra de Rusia siguen siendo sin razón, desde lo que comenzó aparentemente como un esfuerzo por derrocar al actual gobierno del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky hasta las proclamaciones más recientes de tomar el control de las partes orientales del país de habla rusa.

Para Andrew Nynka, editor en jefe del periódico ucraniano Weekly, con sede en EE. UU., las amenazas nucleares de Putin son parte de la guerra de información más amplia que se libra sobre Ucrania. “Putin está utilizando la cuestión de la guerra nuclear para dividir a sus enemigos. Lo único que detiene la ayuda occidental es la amenaza de las armas nucleares”.

Para Gabriela Iveliz Rosa Hernández, investigadora asociada de la Asociación de Control de Armas, la incertidumbre ha definido gran parte de la estrategia de Rusia.  “Tiene objetivos amplios y poco claros. Rusia no está segura de lo que está tratando de hacer”. Hernández señala que, independientemente de sus objetivos actuales, es probable que el uso de armas nucleares por parte de Rusia empuje esos objetivos más allá de su alcance, endureciendo la resistencia tanto en Ucrania como en la comunidad internacional. Lo que sugiere que la lucha podría continuar sin un final claro a la vista, sin un alto al fuego a corto plazo.