Tras conocerse la polémica decisión del Tribunal Supremo de anular la protección del derecho al aborto vigente desde 1973, nueve estados de los 50 que componen EE.UU prohibieron inmediatamente la interrupción del embarazo, mientras otros estados podrían hacerlo en los próximos días.
El fallo del Supremo fue aprobado con el apoyo de seis de los nueve jueces de la máxima instancia judicial estadounidense y mantiene una ley del estado de Misisipi que restringe el aborto a partir de las 15 semanas de gestación.
No obstante, la mayoría conservadora del Supremo decidió ir más lejos y revocar los precedentes sentados en el pasado por el propio tribunal que amparaban ese derecho.
La medida adoptada, el último viernes, ha causado una serie de reacciones, provocando multitudinarias manifestaciones a favor y en contra a lo largo y ancho de Estados Unidos.
En Washington cientos de manifestantes, en su mayoría mujeres y jóvenes, que exigen el aborto libre en todo el territorio estadounidense se concentran cada día ante el edificio del Tribunal Supremo convocados por la asociación «Rise Up 4 Abortion Rights» (Levántate por los derechos al aborto) y otras organizaciones. Similares concentraciones tuvieron lugar en ciudades como Nueva York, Chicago, Seattle, Atlanta y Los Ángeles.
Frente al Tribunal Supremo también se reunieron pacíficamente un importante grupo de personas para celebrar la decisión de la Corte. Lamentablemente en Phoenix (Arizona) hubo algunos incidentes aislados, donde la Policía dispersó a los manifestantes con gas lacrimógeno.
HABLA EL PRESIDENTE
Por su parte, el presidente de EE.UU., Joe Biden, reiteró su rechazo a la decisión del Supremo y aseguró que el alto tribunal ha tomado decisiones «terribles». Aseguró que él y su esposa, Jill, saben lo «dolorosa y devastadora» que es esta decisión para muchos estadounidenses y recordó que a partir de ahora el derecho al aborto dependerá de cada estado, por lo que se comprometió a garantizar su supervisión y a que estos cumplan con sus propias leyes.
Horas más tarde, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, tuvo que matizar que Biden respeta al Tribunal Supremo del país y no cuestiona su legitimidad, pese a las declaraciones de la mañana.
«Lo que cree es que esta decisión en particular que se tomó ayer es extremista y está fuera de lugar, y esto es algo que seguirá diciendo. Pero, obviamente, ve la Corte como legítima y la respeta», dijo Jean-Pierre.
NO AL ABORTO
La decisión del Supremo, que no supuso una sorpresa porque el borrador del fallo se filtró en mayo pasado a los medios de comunicación, deja a los estados que así lo decidan en la libertad de prohibir totalmente el aborto.
Los nueve estados que ya han prohibido el aborto son: Alabama, Arkansas, Kentucky, Luisiana, Misuri, Oklahoma, Dakota del Sur, Utah y Wisconsin. Todos habían aprobado con anterioridad unas leyes destinadas a prohibir el aborto y que entraron en vigor tan pronto como se hizo pública la decisión del Tribunal Supremo.
La organización Planned Parenthood, que cuenta con la mayor red de clínicas de salud reproductiva de Estados Unidos, y el Instituto Guttmacher han advertido que en total 23 estados prohibirán con rapidez el aborto.
Los estados de Arkansas, Idaho, Misisipi, Misuri, Dakota del Norte, Oklahoma, Tennessee, Texas, Utah y Wyoming habían aprobado las llamadas «leyes resorte» con el objetivo de que entraran en vigor inmediatamente o pasados unos días tras la sentencia del Supremo.
En el caso de Idaho, Tennnessee y Texas, la prohibición a la interrupción del embarazo no entrará en vigor hasta dentro de 30 días, según los datos del Instituto Guttmacher.
Otros estados, como Arizona, Georgia, Iowa y Michigan, tienen restricciones preparadas que podrían entrar en vigor pronto.
En estos momentos, solo 16 estados (California, Colorado, Connecticut, Delaware, Hawái, Illinois, Maine, Maryland, Massachusetts, Nevada, Nueva Jersey, Nueva York, Oregon, Vermont, Rhode Island y Washington), así como el Distrito de Columbia, han adoptado leyes que refuerzan la protección del derecho al aborto.
En total, al menos 36 millones de mujeres en edad reproductiva podrían perder el acceso al aborto según Planned Parenthood, que calificó la decisión de «devastadora» sobre todo para las personas más vulnerables de la sociedad como «las comunidades negras, latinas e indígenas, las personas con discapacidades, las que viven en áreas rurales, jóvenes, inmigrantes y quienes tienen dificultades financieras».
EN CONTRA
Ashley Thomas, una de las manifestantes residente en el cercano barrio de Dupont Circle de Washington, expresó escuetamente que «No lo vamos a permitir. Que se preparen porque no lo vamos a permitir». Thomas acudió a la protesta acompañada de dos de sus compañeras de piso, y portando un cartel en el que podía leerse «La maternidad forzosa es la esclavitud femenina».
Bajo un sol de justicia y un intenso calor, los manifestantes repitieron al unísono cánticos como «El aborto es salud» y «Esta decisión no se puede mantener, aborto legal en todo el país», mientras que los contrarios al aborto les contestaron con «pro-vida es pro-mujer» (Con información de EFE).