En Estados Unidos, a través de los diferentes gobiernos se han establecido políticas y prácticas gubernamentales que muchas veces marginan y evitan que todos los estadounidenses nativos y migrantes tengan las mismas oportunidades para salir adelante. Mientras para los nativos es fácil acceder a la mayoría de los servicios públicos, muchos migrantes tienen limitado el acceso a esos mismos servicios, especialmente en empleo, educación y vivienda.

Estas disparidades se deben a las prácticas raciales y discriminatorias que encontramos en las instituciones, pese a los esfuerzos que se hacen por eliminarlas; estas prácticas racistas y discriminatorias se mantienen generadas por diversas causas del desarrollo social.

Desde el 2017, a través de la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia, se admite como definición de racismo a cualquier teoría, doctrina, ideología o conjunto de ideas que enuncian un vínculo causal entre las características fenotípicas o genotípica de individuos o grupos y sus rasgos intelectuales, culturales y de personalidad, incluido el falso concepto de la superioridad racial.

Es decir, toda persona por su condición social, de raza, sexo o status migratorio distinta al lugar donde vive, que se siente afectada por el trato que recibe se convierte en una víctima del racismo y discriminación.

La existencia de diversos grupos étnicos hace que algunos se enfrenten a distintos obstáculos en su deseo de integrarse a una comunidad porque se les considera “extranjeros” y “diferentes”; como se menciona en el documento de la Convención Interamericana contra el Racismo, la Discriminación Racial y Formas Conexas de Intolerancia, ”El racismo que experimentan las personas de interés puede estar basado en formas preexistentes de racismo para excluir a las personas que se percibe que no pertenecen a la comunidad local, según el idioma, las características físicas, el nombre, etc.”

En ese sentido, a través del programa Alianza contra el Racismo del periódico Alianza Metropolitan News, en diversas ocasiones se han mostrado testimonios de personas que en su día a día son víctimas o testigos de diversos casos de racismo, casos que se producen desde la familia hasta en las instituciones gubernamentales. Es decir, siempre el rechazo contra un determinado grupo de personas es racismo.

CONTRA EL RACISMO

En Estados Unidos de América, en el año 2015, se inició un proceso de reducción de la desigualdad racial debido a un elevado número de personas que vivían en pobreza y que se quedaron sin trabajo.

Durante la pandemia por el coronavirus (COVID 19), en el año 2020, se producen profundos impactos económicos y sociales que hace más profundas la discriminación racial entre las personas.

En el 2023, el actual gobierno de Joe Biden ha identificado el problema del racismo buscando erradicar esos sistemas discriminatorios que ha llamado “racismo sistemático”, que es destructivo y costoso en materia de Derechos humanos. De esta manera, con la firma de una orden ejecutiva para adoptar un enfoque global al reconocer «el enorme coste humano del racismo sistémico y la pobreza persistente» se fomentará la igualdad en toda la administración federal,

A través de esta acción Biden ratifica el compromiso de que EE.UU. sea para todo el mundo y de que todo el mundo merece igualdad de oportunidades. Este enfoque incluye tanto a «comunidades de color» y rurales, personas del colectivo LGTBQ, discapacitados, mujeres y niñas, así como «comunidades afectadas por una pobreza persistente».

La orden ejecutiva suscrita por el presidente estadounidense también «formaliza» el objetivo de aumentar la cuota de contratos federales dedicados a pequeños negocios en situación de desventaja, «como los que son propiedad de personas de raza negra y de otro color».

Para Jamil Dakwar, director del Programa de Derechos Humanos de ACLU (American Civil Liberties Union), “el gobierno de Biden ha demostrado que puede identificar el problema, pero es el momento de tomar medidas más contundentes para transformar de forma radical estos sistemas abusivos e implementar plenamente las obligaciones asumidas por EE. UU. en materia de derechos humanos”.

EN SALUD

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en una publicación titulada “Afrodescendientes y la matriz de la desigualdad social en América Latina: retos para la inclusión”, hace referencia justamente a la existencia de desigualdades en el acceso a los servicios de salud y educación, que experimentan diariamente la población de color.

En el documento se establece que “la garantía del derecho a la salud y a una educación de calidad son un factor central para reducir las desigualdades, avanzar hacia la inclusión social y el bienestar de todas las personas”, bases fundamentales para alcanzar un desarrollo sostenible.

La discriminación que experimentan las poblaciones afrodescendientes, asiáticas y latinas, en lo referente a la salud y la educación, no solo son una muestra de racismo, sino que representan una grave vulneración a sus derechos, además menoscaban sus posibilidades de sano y pleno desarrollo de los de color, posibilidades que también limitan el acceso a un trabajo decente y en consecuencia no gozan de los servicios básicos, la falta de acceso a una vivienda adecuada, al agua potable, a los servicios sanitarios, a la electricidad y a la Internet.

Desde nuestras páginas, en Alianza News, queremos recordar que según la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, suscrita por Estadios Unidos en 1994, tiene la obligación de ofrecer vías de recurso eficaces, incluidas las reparaciones por discriminación racial y la discriminación estructural que continúa vigente como secuela de la antigua esclavitud.

Como dice el director del Programa de Derechos Humanos de ACLU, “El gobierno estadounidense debe generar un futuro equitativo para todos, y eso requiere ir más allá de las políticas públicas tradicionales y tomar medidas concretas que comiencen a abordar, de manera integral, todos los aspectos, desde la profunda brecha entre las personas negras y blancas hasta el flagelo de la supremacía blanca”.  

 Este artículo es parte del proyecto periodístico Alto al Racismo (Stop the Hate) en California y cuenta con el apoyo de California State Library.