Todo el sector financiero fuera y dentro de Estados Unidos se ha visto afectado por el colapso del Silicon Valley Bank (SVB), luego que sus acciones se desplomaran en dos jornadas consecutivas debido a sus graves problemas financieros.

La semana pasada las acciones de SVB -un banco enfocado principalmente en empresas emergentes tecnológicas y científicas- se hundieron primero en un 60 % y luego caían otro 68 %, viéndose obligados a suspender su cotización.

Posteriormente, el Departamento de Protección e Innovación Financiera de California, donde se encuentra la sede del banco, se ha hecho con el control de la compañía, alegando falta de liquidez e insolvencia, con el objetivo de proteger los depósitos asegurados por el Gobierno.

INVERSIONISTAS PREOCUPADOS

La caída de SVB, que contaba con aproximadamente 209.000 millones de dólares en activos y 175.400 millones de dólares en depósitos al 31 de diciembre de 2022, es la mayor quiebra bancaria desde la crisis de 2008 y una de las más importantes en la historia de Estados Unidos.

El repentino derrumbe del Silicon Valley Bank, con sede en Santa Clara (California) ha provocado reacciones contradictorias entre los inversores.

Por un lado, ven lo ocurrido como el aviso de una nueva crisis financiera y, por el otro, quienes achacan su debacle a problemas que atañen a la propia compañía y que no se extenderán al sector ni al resto de la economía.

«Las subidas de los tipos de interés están ralentizando la economía y eso está pesando sobre la economía estadounidense», dijo la economista Lauren Goodwin, de la firma New York Life Investments.

Goodwin explicó que la problemática del sector bancario es indicativo de lo que los inversores temen que pueda ocurrirle a otras partes de la economía si los tipos de interés siguen subiendo.

EL ORIGEN

SVB había invertido el exceso de liquidez logrado durante la crisis de la covid-19 en Bonos del Tesoro a largo plazo, unos activos que se han visto afectados por la subida de los tipos de interés auspiciada por la Reserva Federal.

Los estudios indican que el banco no se encontraba bien posicionado para afrontar el aumento de tipos de interés y una ralentización del crecimiento de los préstamos.

El banco, centrado en conceder préstamos y captar depósitos de empresas de capital de riesgo, aseguró el pasado 8 de marzo que el gasto de efectivo de los clientes se había mantenido elevado y había seguido aumentando en febrero, lo que provocó «unos depósitos inferiores a los previstos».

Ante esa situación, la entidad anunció la venta de 21.000 millones de dólares en activos de su cartera (bonos), en la que perdió 1.800 millones y tras la que propuso un plan para ejecutar una ampliación de capital de unos 2.250 millones de dólares para compensar dicha pérdida.

El objetivo de SVB, era aumentar sus activos para «aprovechar el potencial de subida de los tipos de interés a corto plazo, bloquear parcialmente los costes de financiación, proteger mejor los ingresos netos por intereses (NII) y el margen neto de intereses (NIM) y mejorar la rentabilidad».

Pero a la caída provocada por la venta, se sumó el hecho de que varias compañías de asesoramiento de inversión recomendaron a las empresas emergentes que retiraran su capital del banco, lo que reduplicó las presiones sobre la intervenida entidad bancaria.

PROTEGEN AHORROS

Los órganos reguladores de Estados Unidos lanzaron un plan para proteger los depósitos del Silicon Valley Bank (SVB) tras su colapso, al tiempo que cerró otra institución bancaria, el Signature Bank, bajo los mismos parámetros.

El Departamento del Tesoro, la Reserva Federal (Fed) y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) anunciaron que los clientes tendrán acceso a a todo el dinero depositado en el SVB.

Con este plan, aseguraron, los contribuyentes «no asumirán las pérdidas» del banco y se protegerá los depósitos para «brindar acceso al crédito por parte de hogares y empresas».

Paralelamente, la Fed anunció que pondrá fondos adicionales para «garantizar que los bancos tengan la capacidad de satisfacer las necesidades de todos los depositantes».

«El sistema bancario de Estados Unidos se mantiene resiliente», reivindicaron. (Con información de EFE)