Desde hace muchos años, trabajar en el campo o ser un trabajador de limpieza, es estar sometido al maltrato por parte de algunos contratistas y funcionarios de la empresa, que se aprovechan de la condición migratoria y necesidad económica de los trabajadores para obtener algún provecho, situación que no ha cambiado nada porque hasta la fecha no se puede concretar la ansiada reforma migratoria.

El líder sindical Salvador “Chava” Bustamante, asegura que en Estados Unidos el racismo y la discriminación en los trabajadores está enraizado en la cultura de este país. Esas manifestaciones las podemos ver contra los grupos de trabajadores agrícolas y grupos de trabajadores que limpian oficinas.

“Ese racismo y la discriminación son más marcadas ahora, hace más de 30 años que dejé de trabajar en los campos y todavía puedo ver cuadrillas enteras de gente trabajando después de las 6 de la tarde en el verano, pese que comenzaron a laborar desde las 6 de la mañana, sin que les paguen tiempo extra”, comentó.

Salvador Bustamante considera que se aprovechan porque este grupo de personas resisten las inclemencias del clima, asegura que a miembros de otros grupos étnicos probablemente no se les somete a este mismo trato.

“Las condiciones no han cambiado mucho desde el 2007 en que deje de trabajar con el sindicato de los limpia edificios; es una lucha constante que estos trabajadores tienen que hacer para poder hacer prevalecer sus derechos. Hay un racismo que se manifiesta cuando sucede algo en el edificio y se les echan la culpa de esos problemas por ser trabajadores de la limpieza. El racismo y la discriminación se manifiesta de muchas maneras”, afirmó.

VÍCTIMA Y TESTIGO

“Chava” Bustamante, quien llegó a Estados Unidos en 1968 y trabajó por más 12 años en los campos de cultivo, ha sido víctima y testigo directo, cómo por su condición económica y color de la piel es que se trata a un trabajador del campo.

Muchas veces se ha sentido discriminado, por su raza y porque como trabajador de campo se le marginaba por su aparente pobreza; en su testimonio contó que cuando trabajaba en el campo, un viernes salieron tarde de trabajar, sin bañarse, con las botas llenas de lodo, pero contentos porque habían cobrado sus cheques.

“Decidimos viajar de Salinas a Mexicali, al llegar a Santa Bárbara, paramos a comprar comida en un restaurante que irónicamente se llamaba zambos, (nombre peyorativo que se les da a los miembros de la comunidad afroamericana) la mesera al entrar nos miró y en ingles nos dijo si sabíamos lo que estábamos pidiendo y cuánto costaba, como estábamos con el dinero que habíamos cobrado enojados sacamos el dinero y le preguntamos que si eso sería suficiente”, contó.

Visiblemente apenado Bustamante asegura que sí el color de su piel hubiera sido otro, la mesera no hubiera tenido el atrevimiento de hacerles esa pregunta. Eso ocurrió hace 30 años, ahora el racismo se ha hecho más marcado y más público, sobre todo desde el ascenso al poder del presidente Donald Trump.

“Ahora la gente se siente mucho más libre para poder discriminar públicamente y hacer comentarios racistas con la finalidad de hacer sentir vergüenza y ésto lo vemos diariamente, amén de muchísimas maneras de cómo los agentes de la policía se comportan con los miembros de las comunidades minoristas. El racismo aquí sigue vivo y sigue manifestándose con más desvergüenza que antes que existan estos programas”, enfatiza.

LUCHA INCANSABLE

El reconocido líder comunitario Salvador Bustamante, ha luchado con acciones colectivas para promover los derechos laborales, humanos y civiles de los inmigrantes hispanos latinos, especialmente en San José. Ha sido organizador sindical del Sindicato de la Unión de Campesinos (United Farm Workers) y del SEIU, Sindicato de Trabajadores de Limpieza. Como parte de la defensa por los derechos de la clase trabajadora ha participado en numerosas huelgas y ha sido arrestado algunas veces por desobediencia civil.

Salvador Bustamante, en entrevista con la periodista Rossana Drumond del periódico Alianza Metropolitan News, contó que para continuar con esa lucha por los derechos de las personas y empoderar a un grupo de latinos, para que desde los puestos públicos puedan continuar esa defensa sin olvidar los compromisos de la clase trabajadora, fundó la organización sin fines de lucro Latinos Unidos por una Nueva América (LUNA).

“Cuando dejo de trabajar con el sindicato, me enfocó en la necesidad de empoderar a la comunidad latina inmigrante, especialmente del sur de la Bahía para adquirir el poder político que se necesita y conseguir los cambios que realmente se necesitan. Para eso les ofrecemos mejores oportunidades de educación, mejores oportunidades de empleo y mejores oportunidades en general para nuestra comunidad”, señala.

LUNA es una organización que desde sus inicios busca empoderar a las comunidades latinas, gracias a que en la actualidad cuenta con un presupuesto de un millón y medio de dólares. Es una organización que cuenta con organizadores y co directores que trabajan por defender esas causas justas en San José.

“Estamos llenando esa necesidad de poder crear más líderes en nuestras comunidades, gente que aprendan cómo es que el sistema político trabaja, cómo es que podemos acceder y de qué manera podemos atraer la atención de los políticos sobre las necesidades de nuestra gente y conseguir cambios”, refiere “Chava” Bustamante.

Ante la pregunta ¿porque hasta ahora no se ha concretado la anhelada reforma migratoria de los casi 11 millones de indocumentados? El líder comunitario ratifica que es por el racismo que existe contra la gente que no es de raza blanca.

“Tenemos ejemplos claros, con los refugiados que vienen de Ucrania, son gente blanca, a ellos se les da una situación especial por lo que está sucediendo en Ucrania, pero si estos refugiados fueran gente de color otra sería la actitud del gobierno americano”, enfatizó.

Finalmente lamentó que frente a la violencia manifiesta en países centroamericanos, como Guatemala, El Salvador y Honduras, tenemos miles de gente tratando de escapar de la violencia, de las pandillas, de la violencia de las autoridades y los tienen detenidos en la frontera negándoles el derecho de asilo político, que es un derecho universal.

“Los tienen detenidos en la frontera, viviendo en campamentos con condiciones lamentables. ¿Entonces cuál es la razón de no dejarlos entrar?, la única explicación que puedo deducir es por el color y el origen de dónde vienen estas personas”, remarcó.

Este artículo es parte del proyecto periodístico Alto al Racismo – Stop the Hate, California State Library.