La violencia doméstica es otra pandemia letal y muchas veces oculta. Las cifras son demoledoras.  Veinte personas por minuto, la mayoría mujeres, son abusadas físicamente por su pareja en los Estados Unidos. Esto equivale a más de 10 millones de mujeres y hombres en un año.

En tanto, una de cada cuatro mujeres y uno de cada nueve hombres experimentan violencia física severa por parte de la pareja, violencia sexual por contacto y/o acoso con impactos como lesiones, temor, trastorno de estrés postraumático, entre otros, señala la Coalición Nacional Contra la Violencia Doméstica –NCADV, por sus siglas en inglés–.

Se entiende a la violencia doméstica como un patrón de comportamiento en el cual una persona agrede a su pareja o expareja, de manera emocional, sexual, financiera y física, causando un daño grave y con profundo impacto psicológico.

Asimismo, la NCADV indica que una de cada tres mujeres y uno de cada cuatro hombres han experimentado alguna forma de violencia física por parte de una pareja, esto incluye una variedad de comportamientos, por ejemplo, bofetadas, empujones y, en algunos casos, puede que no se considere «violencia doméstica».



Cabe señalar que, en un día típico, se realizan más de 20 mil llamadas telefónicas a líneas directas de violencia doméstica en todo el país, en donde la presencia de una arma en una situación de violencia doméstica aumenta el riesgo de homicidio en un 500 por ciento y las mujeres de 18 a 24 años son las más comúnmente abusadas por su pareja.

La Socióloga y catedrática del Área de la Bahía, Doctora Anna Lee Mraz Bartra, indicó que la violencia doméstica es un atroz problema que afecta a todas las nacionalidades y clases sociales, y que suele ocultarse e incluso normalizarse en los distintos sectores de la sociedad, sin distinción de orientación sexual, etnia, religión o nacionalidad.

Mraz explicó que es importante reconocer los signos de la violencia doméstica para poder prevenirla. “El que abusa puede comenzar con el control y aislamiento de la víctima, así como chantaje e incluso amenazas de emplear violencia. Posteriormente se puede pasar a la agresión física, para después entrar a la fase de aparente disculpa por parte del abusador”. Este ciclo, explicó la socióloga, se repite una y otra vez mientras los niveles de violencia se van incrementando. Así, hasta llegar a problemas mayores y hasta el posible asesinato de la víctima.

En la foto, la doctora Anna Lee Mraz Bartra, socióloga, escritora, catedrática en la
Universidad Nacional Autónoma de México y profesora invitada en el Mills
College de Oakland, California.


Una reciente encuesta preparada por el Centro de Investigación PerryUndem y auspiciada por la fundación Blue Shield de California reveló que nueve de cada diez personas en California (91 por ciento) consideran a la violencia doméstica como un problema público grave, mientras que dos tercios (67 por ciento), consideraron que la violencia doméstica es una cuestión de carácter público.

Y no es para menos. De acuerdo con la encuesta, una cuarta parte de los californianos sufrieron abusos o fueron testigos de violencia doméstica cuando eran niños, y de éstos, 71 por ciento dijeron que también se vieron afectados por dicha problemática en la edad adulta, ya sea como víctimas, abusadores o a través de amigos cercanos de los miembros de la familia.

Alianza contra la violencia doméstica

Transcurridos algunos minutos del nuevo programa de radio que se transmite en más de 70 ciudades de California, “Alianza contra la violencia doméstica”, en donde se expusieron preocupantes cifras sobre el descomunal incremento de las agresiones en el hogar, se abrieron las líneas para que participara la audiencia.  El teléfono de cabina sonó de inmediato.

Una radioescucha compartió su testimonio como sobreviviente: “Buenos días”, dijo con voz firme y solemne. “Yo hablo desde mi experiencia personal. A mí lo que me liberó fue obtener mi libertad financiera”.

La mujer, cuyo nombre por obvias razones no mencionó, narró que ella había padecido violencia doméstica y que su expareja, con quien estuvo casada, la “manipulaba mucho con eso de los documentos de migración”.

Como se mencionó en el programa radial, es común que migrantes víctimas de violencia doméstica en los Estados Unidos sean sometidas a abusos por su pareja y que ésta utilice el estatus migratorio como una abusiva estrategia de sometimiento.

Como lo señala la encuesta referida, casos de abuso como el de la valiente radioescucha han sido una constante en el país durante la pandemia por COVID-19.

“En un lugar donde yo vivía, el esposo le pegaba mucho a la mujer, pero la mujer siempre lo provocaba”, comentó otro radioescucha de nombre Pedro. “Él le daba unas golpizas y ella se hacía pasar como la víctima”.

“No hay justificación. No hay pretexto para pegarle a una mujer o un hombre. La violencia no tiene justificación, ni tampoco pegarles a sus hijos y mucho menos a sus padres, porque se han dado también estos casos. Si el hombre se sentía ofuscado y que perdía el control, para eso hay expertos para pedir ayuda. Pero no puedes agarrar a golpes a alguien con la excusa de que te provocó”, comentó Rossana Drumond, una de las conductoras del programa radial junto al doctor Marcos Gutiérrez y el periodista Gerardo Fernández.

Es importante recalcar que, independientemente de la condición migratoria de la persona, las leyes en los EE.UU garantizan la protección contra el abuso doméstico. Por tanto, existen recursos gratuitos o de bajo costo, incluidos abogados, refugios y atención médica para las víctimas.

Por ende, especialistas en el tema coinciden en que, para terminar con el ciclo de la violencia doméstica, las víctimas deben comenzar por contarle a alguien de confianza sobre el abuso. Aunado, se puede llamar a una línea de ayuda para la violencia doméstica. 

En el programa radial “Alianza contra la violencia doméstica”, que se transmite en varias estaciones de radio en el Norte, Sur y Valle Central en California, se abordará el tema a profundidad con especialistas, y se brindará información relevante para que nuestra comunidad transite hacia una vida más sana y libre de agresiones domésticas.

Este artículo es parte del proyecto periodístico sobre la Violencia Doméstica en la comunidad latina y cuenta con el apoyo y generosidad de Blue Shield of California Foundation.