La doble moral de reabrir las escuelas durante el COVID-19
Por Verónica Meza
Alianza News
A finales del mes de septiembre, el condado de Santa Clara pasó de un nivel violeta, a un “nivel rojo”, lo que señala que algunos negocios locales que no son considerados esenciales siguen cerrados. También indica que ha disminuido, un poco, el número de contagios de cuatro a siete casos entre cada 100,000 habitantes. Además, que las escuelas pueden reabrir totalmente en persona; y los superintendentes o directores de cada plantel educativo pueden decidir la reapertura cuando estén listos. Esto quiere decir que a nivel estatal y a nivel nacional, los maestros han sido considerados empleados esenciales durante la pandemia.
Más de 6.1 millones de estudiantes acuden a más de 10,000 escuelas públicas del Estado de California, los cuales toman clases de casi 320,000 maestros del sector público. Esto no incluye a más de 10,000 empleados de personal administrativo, y a los empleados de las escuelas privadas a nivel estatal.
En California, las escuelas han reabierto en 11 condados de acuerdo a los criterios de salud que indican que un condado ha disminuido notablemente sus casos de contagios en un ciclo de 14 días. Sin embargo, las escuelas incluidas en otros 17 condados siguen en el “nivel rojo”, incluyendo a los condados sobre poblados de Orange y San Diego que siguen en el periodo de observación por 14 días.
De acuerdo al más reciente documento establecido por el Departamento de Salud Pública de California el 3 de agosto, el cual provee una guía para las escuelas y los programas escolares durante el COVID-19; las escuelas del sector público y privado pueden determinar el modelo más apropiado que cubra las necesidades de sus estudiantes, maestros y personal administrativo. Este modelo debe de coincidir con la infraestructura de la escuela. Esta guía de salud no limita a las autoridades educativas a adoptar un sistema híbrido o clases sólo en línea para garantizar la seguridad de todos. Las escuelas no requieren recibir la aprobación del estado u oficinas de salud locales para adoptar un determinado modelo de enseñanza durante el COVID-19. Siempre y cuando el condado se encuentre en el “nivel rojo”, y haya pasado por un monitoreo de casos de contagio por 14 días.
Ante esta apertura de las escuelas, las decisiones de tomar pruebas rutinarias del coronavirus a los maestros, personal administrativo y a los estudiantes están causando controversia, primero por el costo, y luego por la frecuencia de pruebas por cada individuo. Además de seguir los protocolos de prevención al usar máscaras, lavarse las manos, y mantener el distanciamiento social, quizá estas pruebas, pueden prevenir los contagios en la comunidad según las palabras de expertos de salud. Desafortunadamente, el resultado negativo al COVID-19 obtenido hoy, no garantiza un posible contagio el día de mañana, ¿por qué? Porque hablamos de una prueba del virus, no de una vacuna.
Dentro de esta doble moral que incluye el pensamiento positivo, “ya es tiempo de regresar a clases presenciales después de 7 meses de confinamiento”; se encuentra el pensamiento de angustia de muchos maestros, “¿y si me contagio en la escuela? ¿Voy a contagiar a mi familia? ¿Voy a contagiar a mis padres, a los que cuido, y tienen entre 70-80 años y son considerados de alto riesgo? ¿Vale el esfuerzo de regresar a clases cuando pongo en riesgo la salud de mi familia y la mía?
Ante esta disyuntiva de reabrir los plateles educativos, a pesar de que no existe una vacuna, todas las universidades estatales de California anunciaron que el próximo semestre escolar continuarán las clases en línea. Sin embargo, la decisión gubernamental, no es la misma para los niveles K-12 que abarcan del jardín de niños a la preparatoria.
Griselda Zermino, LMFT, terapista de matrimonios y familias, y maestra, nos comentó, “Pienso que es prematuro abrir las escuelas. La presión del gobierno es muy grande para regresar a un sistema de normalidad. Es un efecto de dominó, en donde la economía y la salud están mezclados. Los padres no pueden trabajar porque tienen que cuidar de sus hijos; y también hay muchos padres que no pueden ayudar en las tareas escolares porque no tienen un nivel educativo para apoyar a sus hijos”.
Sin duda, la valoración del trabajo del maestro ha bajado de acuerdo a la visión de los padres de familia que piensan que los maestros están cómodamente en su casa sin hacer casi nada. Esta falta de percepción de los padres, no los lleva a entender que la educación a distancia se lleva el triple de trabajo, estar disponible las 24 horas al día para responder las preguntas de los padres y los estudiantes, el proceso de evaluación de tareas, proyectos, y la planificación de unidades de estudio que conecten a los estudiantes vía Zoom.
“Es lamentable, que el gobierno quiera usar a los estudiantes de los programas de educación especial para empezar a reabrir los planteles educativos, por ser grupos pequeños y sólo para seguir un proceso de investigación, ver qué pasa y recolectar datos científicos. Los niños no entienden de distancia social. Si un adulto, no puede seguir los lineamientos de distanciamiento, ni usar una mascarilla regularmente, por qué un niño de 5 años debería de entender el nuevo sistema. ¿Por qué mandar a los estudiantes con necesidades especiales como conejillos de investigación?”, nos comentó elocuentemente, la terapista Zermino.
¿Y qué pasa con el regreso de los maestros a las clases presenciales? ¿Qué acaso son inmunes a los contagios?
De acuerdo a la terapista, Griselda Zermino, la orden viene del gobierno, y están poniendo la presión en las escuelas para la reapertura. Los padres no pueden seguir a cargo de sus hijos educativamente. Esta decisión es política y económica; a pesar de que existe el riesgo de que los maestros y los alumnos se contagien, y algunos puedan perder la vida. Sin duda, se está poniendo el dinero antes que el bienestar del personal académico.
La terapista Zermino también describió claramente un ejemplo, “En lugares como La Casa Blanca, los turistas no pueden visitar por evitar los contagios. Ni siquiera los museos están abiertos. ¿Por qué quieren que los maestros y los niños vayan a las escuelas? En el Medio-Oeste de Estados Unidos hay un resurgimiento de coronavirus muy grande después de la reapertura de los planteles educativos. Lo mismo pasó en China, y otros países europeos”.
El maestro Amir Afshari, del programa de educación especial en una escuela preparatoria del Área del Silicio, nos comentó, “El regreso a la escuela siempre tendrá un riesgo de contagio hasta que nuestros organismos se vuelvan inmunes al coronavirus o se aplique la vacuna. Los factores de contagio tienen que ver con la edad, la dieta, si la persona no se ejercita o si tiene un sistema inmunológico débil. Tenemos que regresar a las clases presenciales, poco a poco y siguiendo las recomendaciones de salud”.
El Departamento de Salud Pública ha emitido ciertos métodos para aplicar durante el regreso a la escuela, uno de éstos, propone un “cohort” que es un grupo base de 9 estudiantes y un maestro que tomarán clase todo un día, sin tener contacto con el resto del grupo. También la forma híbrida que implicaría tomar clases presenciales combinadas con las clases a distancia. Sin embargo, la decisión de reapertura y el cómo hacerlo, la debe de tomar cada distrito escolar.
Posibles soluciones para empezar con los cambios en el sector salud
“Una de las soluciones a nivel social y de salud es unirnos como sociedad. La desventaja como minorías, tanto para los afro-americanos como para los latinos, es la falta de recursos. No toda la gente tiene un seguro médico. Nuestra gente acude al hospital cuando van muy graves, no cuando empiezan los síntomas; también por eso, ha muerto tanta gente de coronavirus”, comentó la terapista Griselda Zermino.
Sin duda estas palabras de divisionismo son los que han marcado por décadas la desventaja de las minorías, el problema es “Divides y conquistas”. Exactamente, lo que pasó con los deportes, el gobierno canceló los partidos, y la población empezó a observar la situación social y las injusticias. Así iniciaron las protestas en las calles para exigir la igualdad de los derechos humanos, “La unión hace la fuerza”.
Estos tiempos de pandemia han servido para revalorar nuestra posición como seres humanos en esta sociedad, y nos ha mostrado repetidamente que todo el dinero del mundo, no puede salvar una vida. Ni tampoco puede remediar los problemas de depresión y desaliento emocional ocasionados por la pandemia del siglo.
Esperamos que cada sector educativo público o privado tome una decisión óptima que proteja la salud de los estudiantes, y de nuestros trabajadores esenciales, los maestros.