Entre lágrimas y con fotografías de sus seres queridos, el pueblo andino de Accomarca, en la región de Ayacucho (Perú) recibió los restos de 37 de las 69 víctimas a manos de tropas del Ejército Peruano que acusaron falsamente de apoyar a la guerrilla Sendero Luminoso. Hechos ocurridos en agosto de 1980.
La comunidad de Accomarca tuvo que esperar 37 años para poder dar cristiana sepultura a los restos de las víctimas de una de las masacres más tristes en Perú. El Ministerio Público peruano entregó los restos exhumados y prendas de vestir identificadas de 37 de los asesinados; mientras las familias de las otras 32 víctimas recibieron ataúdes vacíos que representan los cuerpos de sus seres queridos asesinados y que nunca fueron recuperados.
La comunidad de Accomarca, es un alejado poblado rural de Ayacucho, donde estalló la actividad subversiva de Sendero Luminoso en 1980, que desde el último jueves comenzó a cicatrizar las heridas de una de las peores masacres por la que fueron condenados diez soldados en el 2016 a penas entre 10 y 25 años de prisión.
El 14 de agosto de 1985, según el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú, un contingente de tropas al mando del teniente Telmo Hurtado, conocido como el «Carnicero de los Andes», ingresó a Accomarca en busca de «elementos terroristas». Sin embargo, una búsqueda choza por choza en el pueblo, donde el ejército ya había ejecutado a una docena de personas en 1983, no encontró armas, municiones ni propaganda de Sendero Luminoso.
Aun así, los soldados reunieron a los residentes, los obligaron a entrar en una casa y luego arrojaron una granada a la estructura de adobe.
«Estaba al frente, lo vi», cuenta Anastasio Quispe, de 78 años, cuya madre fue asesinada en el allanamiento de 1983, y cuenta que se topó con la espantosa escena luego de ser retenido durante más de una hora por militares que finalmente lo liberaron cuando les dijo que había hecho el servicio militar.
Terensia Gamboa Polido, de 60 años, dijo entre lágrimas que si bien no se han encontrado los restos de su madre, tuvo la oportunidad de manipular «pedacitos» de los esqueletos de su hermano y hermana, quienes también perecieron en las llamas.
Y el regreso de los restos no marca el final de la lucha de Accomarca por la justicia, ya que los residentes están decididos a ver que se cumpla el veredicto judicial de 2016.
«No hay justicia para nosotros. Para la gente que tiene dinero sí. Para la gente pobre no tenemos justicia. Treinta y siete años de sufrimiento», comentó Gamboa.
La madrugada del jueves, sobrevivientes de la masacre y familiares de las víctimas encendieron velas, colocaron flores y guardaron un minuto de silencio en la casa donde ocurrieron los asesinatos, que quedó en ruinas como memorial.
Ayacucho fue el lugar de nacimiento de la insurgencia de Sendero Luminoso, de inspiración maoísta, a la que la Comisión de la Verdad y la Reconciliación atribuyen la mayor parte de las muertes en el conflicto que cobró 69 mil vidas entre 1980 y 2000. (Con información de EFE)