En el 2018 se estrenó Roma, una película mexicana dramática, escrita, dirigida, fotografiada y coproducida por Alfonso Cuarón. La protagonista es Yalitza Aparicio Martínez, una maestra rural de 25 años de edad de origen mexicano, que personificó a una empleada doméstica en el convulsionado México de los años 70.
La también activista ha alzado su voz en contra el racismo de forma contundente porque ella misma ha sido criticada por su color de piel. Cabe resaltar que Yalitza Aparicio fue nominada al premio Oscar en 2018 y reconocida por la revista Time como «la mejor actuación de 2018», esta situación ha permitido a Hollywood hablar de lo políticamente incorrecto como la discriminación en la industria del cine.
En esta oportunidad desde Alianza Metropolitan News queremos reflexionar acerca de esta terrible enfermedad que nos hace creernos superiores a otros, por distintas condiciones sociales, económicas, físicas, religiosas y especialmente por el color de la piel.

Lo primero que debemos tener en cuenta es que todos los días por alguna razón podemos cometer algún desprecio hacia alguien o hemos emitido una expresión racista porque vivimos en un país donde confluyen migrantes de muchas nacionalidades, de muchas razas. El problema se torna enfermizo cuando miramos con desprecio, con superioridad a las personas por el nivel socio económico en que nos podamos encontrar.
Para el sociólogo Sandro Venturo, el descalificar, despreciar al otro que es tan persona como nosotros, significa que socialmente logramos dividirnos permanentemente, nos calificamos como los de arriba y los de abajo, porque estudiamos en un sitio y no en otro, expresó.
Afirmó que en el caso de las personas de servicio constantemente las minimizamos y les damos maltrato, las despreciamos y sin embargo les confiamos lo más preciado que son nuestros hijos; les buscamos pagar menos cuando les encargamos lo más valioso de nuestras vidas.
CRIMENES POR RACISMO
Hace un mes se registraron lamentables atentados en el que perdieron la vida 10 personas en un supermercado en Búfalo (Nueva York) en un ataque con motivaciones racistas, días después un tiroteo masivo dejo 19 menores y 2 maestras asesinadas en una escuela de Uvalde (Texas), donde el 90 % del alumnado es latino.
También un inmigrante chino atacó a la Iglesia Presbiteriana de Ginebra en la ciudad de Laguna Woods, al sudeste de Los Ángeles, dejando una persona muerta y otras cuatro heridas de gravedad, al parecer motivaciones políticas.
Claramente podemos apreciar que en todos los tiroteos ha existido el desprecio hacia un grupo de personas, el ánimo de sentirnos superiores a ellos. El racismo es un problema público que atañe a todos, no es un problema que incumbe a 1 ó 2 personas, sino que es algo que está metido en todas las instituciones públicas y privadas y en las personas.
Para el psicólogo, Rubén Toro del Centro Psicológico Integra T, es importante conocer como fue el entorno del agresor, como fue su familia, como fue su desarrollo social, para entender los principales motivos que causan este tipo de violencia.
Asegura que el 90 % de agresores son varones, que provienen de una familia disfuncional, donde el afecto no ha existido, el padre es un agresivo o está ausente, es poco comunicativo y por otro lado la madre ha sido violentada, es sumisa o trabaja todo el día y está fuera de casa. El propio agresor ha sido víctima de agresión.
Es importante recordar que como país debemos tener más políticas diseñadas para desmontar actitudes de racismo, deberíamos promover una gran conversación colectiva estatal y empecemos a crear espacios donde las personas podamos entender mejor que es el racismo, discriminación a otros por razones de edad, raza, religión, idioma y otros motivos.
Finalmente es importante recordar que el racismo se aprende, probablemente de manera inconsciente, y que está en cada uno de nosotros darnos cuenta de ello para generar el cambio que nuestra comunidad necesita; y poder consolidar un estado libre de discriminación, donde los derechos de todas y todos sean respetados.
Este artículo es parte del proyecto periodístico del programa ‘Stop the Hate’ en California.