Científicos norteamericanos realizan una investigación genética de las polillas perforadoras del ceibo, plaga que desde el 2012 ha estado arruinando los árboles ornamentales más preciados de California identificando que se trata de una subespecie con una distribución en el oeste de América del Norte.

En ese año los brotes del árbol de coral, que es el árbol oficial de Los Ángeles, empezaron a marchitarse y caer en el sur de California, dejando al descubierto tallos huecos por las larvas de la polilla perforadora del ceibo (Terastia meticulosalis).

Según un artículo que publica el Journal of Applied Entomology, la investigación genética la inició el fallecido profesor de genética Dan Lindsley de la Universidad de California-San Francisco, quien se dedicó a estudiar el ácido desoxirribonucleico (ADN) de los insectos con el propósito de identificar su origen.

Al tiempo que los ceibos se marchitaban, Lindsley notó la presencia de visitantes novedosos atraídos por las luces que él había instalado afuera de su casa en La Jolla, para estudiar las polillas locales.

El investigador envió muestras de estas polillas y otros especímenes a Andrei Sourakov, autor principal del estudio y coordinador de colecciones en el Centro McGuire de Lepidópteros y Biodiversidad en el Museo de Historia Natural de Florida.

«Cuando recibí la primera caja me sorprendió la presencia, y aún prevalencia, de las polillas perforadoras del ceibo», indicó Sourakov, quien de inmediato notó que las polillas con pintas marrones eran las recién llegadas entre las que le envió Lindlsey.

Sourakov atribuyó la abundancia de polillas perforadoras del ceibo a la precipitación pluvial inusitadamente alta en el sur de California en los dos años anteriores al brote de la plaga.

Hecha la secuencia del ADN de los especímenes enviados por Lindsley y comparándola con la de polillas de otros estados de EE.UU. y otros países, los investigadores determinaron que esas polillas invasoras están estrechamente vinculadas con las que existen en la Península de Baja California (México) y en Arizona.

Sin embargo, si bien las polillas comunes en América del Norte y América del Sur aparecen virtualmente idénticas, el análisis de ADN reveló que las polillas occidentales vienen de una trayectoria de evolución totalmente diferente que la de sus parientes orientales.

«Los especímenes resultaron ser del Oeste, pero para nuestra sorpresa todas las polillas del Oeste también resultaron ser genéticamente aisladas de las del resto de las Américas», dijo Sourakov.

«Es decir que tenemos dos entidades: una que se extiende desde Florida hasta Argentina y la otra una subespecie con una distribución en el oeste de América del Norte», añadió. (Con información de EFE)