El Perú sangra y los políticos no escuchan al pueblo

Parte 1

Por Rossana Drumond, Alianza News

El Perú, un hermoso país que hoy se desangra por dentro y con el clamor general: Que se vaya todo el Congreso  corrupto y se convoque a nuevas elecciones. Con un ex presidente inepto llamado Pedro Castillo, quien fue sentenciado a 18 meses de prisión preventiva dictada por el Poder Judicial y solicitada por la Fiscalía de la Nación. Castillo se encuentra detenido desde el 7 de diciembre cuando hizo un golpe de Estado queriendo disolver el Congreso.

 Sumado a la crisis interna, Dina Boluarte, la presidenta “express” que se apresuró a juramentar y que ordena un Estado de emergencia, autorizando a las fuerzas del orden reprimir a los manifestantes.

 Dentro de este desolador panorama, se agrava aún más la  crisis política, económica, social que atraviesa el Perú, un gran país que está convulsionado por la violencia. Hasta el momento de terminar esta nota, según la Defensoría del Pueblo son aproximadamente 25 vidas de peruanos que han muerto durante las violentas protestas, bloqueos de carreteras, tomas de aeropuertos, la gran mayoría son jóvenes que han sido asesinados durante los enfrentamientos con las fuerzas armadas.

Lamentablemente esas muertes que enluta a varias familias campesinas del Sur del Perú, son en su mayoría jóvenes. Algunos los califican de vándalos y ellos responden: no somos vándalos, somos estudiantes, hartos de las injusticias, hartos del hambre y de la miseria.

En Ayacucho se enfrentan los campesinos con palos contra un ejército con armas de fuego. Los enfrentamientos continúan y la sangre se sigue derramando, un enfrentamiento de hermanos contra hermanos. Por un lado las fuerzas del orden reprimiendo al pueblo y por otra parte, los manifestantes que deben entender que la violencia es el peor camino. Es necesario que todas las partes afectadas deben llegar a un diálogo, a un entendimiento y se debe parar este derramamiento de sangre.

Con aproximadamente 25 jóvenes muertos en los enfrentamientos con las fuerzas del orden, 200 policías heridos y más de 400 manifestantes heridos. Y con una presidenta muy criticada porque emite declaraciones como una simple observadora y no dice una versión real de los hechos sangrientos que acontecen en la nación Inca.

Una familiar de uno de los manifestantes asesinados por el ejército llora  durante su funeral en Ayacucho, Perú.

Ayacucho: víctima de la represión de las Fuerzas Armadas  

Se repite la historia. Ayacucho es una de las zonas del Sur peruano más abandonadas, más pobre, golpeada y víctima de excesiva represión, ha tenido hasta ahora 8 muertos que hoy lloran, uno de ellos es Chris Ramos de sólo 15 años.

La mayoría de los fallecidos son jóvenes que han perdido la vida durante los enfrentamientos con las fuerzas del orden.

Hay que referir, que la policía está entrenada para trabajar y enfrentarse con la ciudadanía, sin embargo el ejército está entrenado para la guerra y ve enemigos por todas partes y usa la represión contra el pueblo con armas de fuego, primero dispara  y luego pregunta.

Mediante un comunicado las fuerzas armadas dicen que la muerte de las 8 personas en Ayacucho, el ejército actuó “dentro del procedimiento legalmente establecido” quieren  decir el Estado de Emergencia” les legaliza asesinar a sus propios hermanos….?. Diversas organizaciones de Derechos Humanos han protestado y repudiado este accionar de las fuerzas armadas y de su jefa de turno Dina; solicitando un cese al fuego y respeto a los derechos humanos.

Esta represión abre viejas heridas 

Hasta hace unos meses, Perú buscaba cerrar las profundas heridas de hace 38 años en Accomarca, en Ayacucho. La masacre de 69 personas ejecutadas por el Ejército el 14 de agosto de 1985 durante la lucha contra el grupo terrorista Sendero Luminoso. El informe indica que “Tras 37 años de espera, los pobladores de este remoto pueblo recibieron y velaron los restos óseos y simbólicos de sus familiares asesinados en esta matanza para poder darles sepultura y avanzar así en su incansable lucha para la reparación y la justicia de uno de los más graves casos de violaciones de derechos humanos cometidas por las Fuerzas Armadas durante el conflicto armado peruano de 1980-2000”.  En la masacre de Accomarca, hubo 69 ejecuciones extrajudiciales, una veintena de ellas de niños, por las cuales la Justicia «condenó» de entre 10 y 25 años de cárcel a diez miembros de las Fuerzas Armadas. 

Perú tiene grandes y profundas desigualdades: en Lima, la capital del país, se encuentra centralizada la mayor parte de la riqueza y oportunidades  y si te vas a Accomarca, Ayacucho, la gran mayoría no cuentan con servicios básicos como electricidad, agua, escuelas cercanas, hospitales.  

Perú necesita tener la ansiada paz interna, el entendimiento de un buen diálogo, que se escuche y se haga justicia a los olvidados, a los pobres del Perú, que se adelanten las elecciones pero que tengan el tiempo y reglamentación necesaria para planificar los plazos, partidos y candidatos, de lo contrario se seguirá con la misma cadena de políticos corruptos.