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Trastorno de Estrés Postraumático
Por Rocio Olvera, Alianza News
El antiguo presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, dijo una vez la famosa frase “no tenemos nada que temer, excepto al mismo miedo.” Y aunque cuando dijo esta histórica frase se refería a la depresión económica de 1932, la frase es muy adecuada para las personas que sufren de trastorno postraumático.
El trastorno postraumático es cuando una persona pasa por alguna situación o evento traumatizante. Algunos ejemplos son: soldados que regresan de una guerra, un accidente automovilístico, un ataque de perro, abuso físico o sexual, o hasta un simple altercado verbal con otra persona. Lo que todas estas situaciones tienen en común es que la persona sintió que corría peligro, lo que causa que el cuerpo sienta una intuición inmensa por defenderse. Típicamente el cuerpo se defiende en una de dos formas: enfrentando o huyendo del peligro. A esto se le llama la reacción de lucha o huida. Sin embargo, en el tipo de situaciones que pueden causar este tipo de trauma el cuerpo percibe que la única solución es huir.
El huir es una reacción muy común que nos puede suceder a todos en un sin fin de ocasiones, como cuando corremos del pasto al sentir que se encendió el sistema de riego automatizado. Cuando esta reacción se vuelve patológica el cuerpo reacciona a situaciones sumamente inofensivas como si fueran cosa de vida o muerte. A pesar de que la persona pueda saber que no está en peligro inmediato, el sistema nervioso se activa para proteger al cuerpo. El corazón comienza a palpitar rápidamente para proporcionar más flujo sanguíneo a los músculos, y los músculos se contraen para preparar las piernas para correr. Al mismo tiempo, otros sistemas en el cuerpo son considerados como innecesarios en el momento y por lo tanto se disminuyen, como la digestión o reparación de células. El punto es que todos los recursos de energía en el cuerpo sean reservados para el acto de huir eficazmente.
La reacción exagerada del cuerpo bajo la influencia de un trastorno postraumático puede parecer inofensivo a simple vista. Más vale prevenir que lamentar, ¿verdad? Pero vivir con un trastorno psicológico de esta naturaleza se interpone en áreas importantes de la vida. Imaginen al soldado lanzándose al suelo cuando escucha fuegos artificiales, a un niño llenarse de pavor cada de que vea un perro (que sucede a menudo en este mundo), o una madre que tiembla al entrar a un automóvil y por lo tanto ya no puede llevar a sus hijos a la escuela. A parte de los efectos a la vida rutinaria, un trastorno postraumático pone al cuerpo en un estado de estrés constante que es nocivo para la salud. Puede causar alta presión, problemas digestivos, problemas para conciliar el sueño, pérdida de cabello, y consecuentemente hasta daño en otros órganos vitales. Así que deberás que hay que tenerle miedo al miedo extremo, porque este mecanismo de seguridad puede resultar aún más peligroso que el peligro del que nos quiere proteger. Ni tanto qué queme al santo, ni tan poquito que no lo alumbre.
Así me despido de ustedes, queridos lectores de Alianza News, dándoles mis más sinceras gracias por su atención. ¡Hasta la próxima
Rocio González es estudiante de doctorado en neurociencia en la Universidad de Reno, Nevada. Graduada con licenciatura en Psicología de la Universidad Estatal de Sacramento, California.