San Francisco, CA.- (Alianza News).- El poeta, escritor y activista mexicano Javier Sicilia habló en la Universidad de San Francisco, para invitar a los estudiantes a participar en la caravana que se planea en agosto hacia Washington, D.C. Habló para concientizar sobre la emergencia nacional que se vive al sur de la frontera de su propio país, los EE.UU., sobre la responsabilidad que su propio gobierno tiene en dicha situación, y movilizarlos para también levantar la voz a su gobierno ante la situación.

Hace ya un año de la muerte de Juan Francisco Sicilia, hijo del escritor y poeta Javier Sicilia, a manos del crimen organizado en el estado de Morelos, México. A partir de aquel trágico evento, Javier se convirtió en activista y ha organizado caravanas por la paz y el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, para levantar la voz en contra de la violencia que azota a México, que ha causado ya más de 60,000 muertes en cinco años. Sicilia se dio cuenta que todas estas víctimas se pierden en el anonimato y no son más que estadísticas para el gobierno mexicano, y que la campaña militarizada de Felipe Calderón, presidente de México, solo ha incrementado la violencia en el país.

“Es muy importante la consciencia y movilización ciudadana”, dijo Sicilia. “La política norteamericana, así como la política mexicana, tiene serias responsabilidades que resolver. Sólo lo podemos hacer juntos, como ciudadanos, como seres humanos de los dos, de los varios países porque esto también involucra a Centroamérica. Vine para preparar una caravana, para poner en evidencia el dolor de las víctimas y poner en evidencia la necesidad de que actuemos juntos”.

Recordó que la corrupción y negligencia de nuestros gobiernos han permitido problemas tan graves, y las protestas no han sido suficientes. “Los gobiernos y los intereses que protegen son los que están produciendo este dolor y esta miseria”, dijo Sicilia.

Es evidente que “hay intereses del gobierno, funcionarios corruptos”, puesto que las investigaciones por los delitos más graves, como las muertas de Juárez, no han conducido a nada. “Por los feminicidios, empezó todo. Ya son cinco años y nadie hace nada, ni sabemos nada. ¿Cuáles son los motivos, y los móviles? Pero lo grave es que lo permitimos”.

La total ineficacia en resolver casos como los feminicidios de la también activista Marisela Escobedo y su hija, indican que el estado de Chihuahua, donde ocurrieron los hechos, es un “estado fracturado, estado corrupto, un estado que protege delincuentes. Esos feminicidios debieron haber resultado en la salida del gobernador y el procurador, y no pasó absolutamente nada”.

La caravana ha caminado por todo México, adentrándose en los territorios con altos índices de violencia, como Durango, Ciudad Juárez o Monterrey, Nuevo León. Han atravesado lugares con mucha tensión, y son acompañados a veces por escoltas proporcionados por el estado de Morelos, o estados locales.

Narró como la caravana se sentía más segura en territorio zapatista, en Chiapas, que en lugares como la zona metropolitana de Monterrey. El movimiento ha sufrido ataques a sus miembros, como el asesinato a Nepomuceno Moreno Muñoz.

Ante el temor y peligro que enfrentan activistas como Sicilia, una estudiante de la universidad le preguntó a Sicilia, “¿Cómo es que usted sigue vivo, cómo es posible que esté aquí?”

Sicilia respondió con una sonrisa, “No sé, yo creo que mi hijo me está cuidando”.

Habló por supuesto sobre la culpabilidad del gobierno mexicano en el tema y como Calderón solo agravó el problema de la delincuencia y violencia. No obstante, enfatizó sobre la alta responsabilidad que los EEUU han tenido no solo en esta “guerra” actual, sino históricamente, desde que Richard Nixon (presidente estadounidense de 1969 a 1974), hizo ilegales a las drogas.

Otra gran parte de la situación es sin duda, de acuerdo con Sicilia, la cultura de las armas en este país. A través de operaciones como “Rápido y Furioso”, donde Washington intencionalmente permitió que armas cruzaran la frontera hacia México, y otros planes como el “Plan Mérida”, los cárteles mexicanos se han abastecido fuertemente de armamento.

“También ustedes tienen muertos puesto que se pueden vender armas como dulces en el supermercado, pero traficar armas ilegalmente es un delito aquí y en México. Eso no lo está controlando el gobierno norteamericano. Esas armas, junto con el consumo de la droga, nos están matando”, dijo Sicilia.

Sobre sus reuniones con Felipe Calderón, reconoció que han tenido sus aspectos positivos y negativos.

“Han tenido su parte positiva, su parte de sordera. Lo positivo: se dio cuenta que tiene una deuda con las víctimas, se dio cuenta que no eran estadísticas sino seres humanos, lo que derivó en leyes de víctimas y derivó en la procuraduría (social) de atención a víctimas, que es muy deficiente todavía”.

Recordó cuando Calderón pudo ver a las víctimas de “cara a cara, y sintió su dolor”. No obstante, lo negativo es que “se empeña, pese a su dolor, en seguir su estrategia de guerra que está produciendo más víctimas”.

El movimiento, dijo Sicilia, “el movimiento está. Sigue creciendo de alguna forma, sigue teniendo fuerza moral. Pero ya no tiene la convocatoria que tuvo al principio”. Sin embargo, reconoció que todo movimiento toma mucha fuerza, y sigue con mucha esperanza.

“Todos los movimientos de derechos humanos son lentos”, recordando así el movimiento por los derechos civiles en EEUU con Martin Luther King, o el movimiento de Gandhi que duró 40 años. “hay que tener fe, así son los movimientos, siguen siendo fuertes moralmente y hay que mantener esa coherencia y esa cohesión”.

Javier Sicilia hablará el próximo cuatro de mayo en el auditorio Morris Dailey de la universidad estatal de San José (SJSU), a las 7:00 p.m., como parte de las conversaciones del VivaFest 2012, junto a Ruben Martínez y Ruben Navarrete. Texto y foto: Gerardo Fernández