La pandemia por COVID-19 ha afectado todos los aspectos de la economía de Silicon Valley y la comunidad en general, por lo que la desigualdad de ingresos en el área ha crecido dos veces más rápido que el estado o la nación durante la última década, según el Índice de Silicon Valley de 2021, publicado hoy por el Instituto de Estudios Regionales de Joint Venture Silicon Valley. 

El documento detalla que, desde los impactos en la salud del virus hasta su efecto en el empleo, el cuidado de los niños, el hambre y la vivienda, la pandemia se ha extendido por todos los sectores, a menudo con implicaciones a largo plazo. 

Los problemas que habían plagado durante mucho tiempo a la región se han magnificado como resultado de la pandemia, en particular las disparidades raciales y étnicas, así como la lucha que enfrentan quienes no pueden mantenerse al día con los costos crecientes y la enorme división de ingresos y riqueza, refiere el estudio. 

Y es que, mientras que algunas personas pasaron fácilmente al trabajo remoto, incluso prosperando gracias al asombroso crecimiento del mercado del sector tecnológico, otros enfrentaron el desempleo o trabajaron fuera del hogar, arriesgándose a contra el virus SARS-CoV-2.

De acuerdo con Join Venture Silicon Valley, el último índice muestra que la pérdida de empleos relacionada con la pandemia llevó la tasa de desempleo a un 11.6 por ciento en abril, la cifra más alta registrada, incluso mayor a lo visto en la Gran Recesión o la caída de las «punto.com». 

Los empleos perdidos se concentraron en ocupaciones de menores ingresos, con una mayor acentuación en el sector de servicios de alojamiento y alimentación –-41 por ciento–, los sectores de artes, entretenimiento y recreación –-54 por ciento– y servicios personales –-54 por ciento–.

El documento también destaca que los trabajadores afrodescendientes y latinos, presentaron reclamaciones iniciales de seguro de desempleo a tasas de 1.5 a dos veces más altas que las de los trabajadores caucásicos.

Mientras que, durante los primeros tres meses de la pandemia, hasta 44 mil inquilinos de bajos ingresos se vieron agobiados por los costos de la vivienda debido a la pérdida de empleos, en tanto que la necesidad de asistencia alimentaria aumentó drásticamente.

El hecho es que el éxito está generando desigualdad. Las guerras de ofertas, el alto precio del talento tecnológico y los precios de la vivienda amplifican la disparidad. Y, sin embargo, el COVID-19 ha demostrado que nuestra región es compasiva, resistente y cuenta con un motor económico que se desempeña notablemente bien bajo estrés», dijo Russell Hancock, director ejecutivo de Joint Venture y presidente del Instituto.