Millones de niños, niñas, familias y comunidades en todo el mundo, son afectados por la violencia de género, por actos o amenazas física o psicológica que ocurren en las escuelas y en todo el ámbito escolar motivado por normas o estereotipos que se fortalecen en el poder de la desigualdad. En otras palabras son víctimas de acoso y discriminación en sus escuelas debido a su condición física, intelectual, ideológica, por su origen y el color de su piel.
Son los casos de Juana, María, Felipe y Ana Lucía, cuatro de una docena de niños y niñas que brindan diferentes testimonios sobre discriminación, racismo y malos tratos en las escuelas; sobre bullying, acoso psicológico de los que son víctimas por parte de sus compañeros o docentes.
Es lamentable reconocer que aquel lugar que llamamos como el “segundo hogar”, para las víctimas de algún tipo de acoso, no significa igual, es el sitio más inseguro que tienen, especialmente las niñas que son acosadas verbal o físicamente, porque estos casos se dan no solo en las aulas, sino también en los patios de recreo o a veces ocurren en el camino a la escuela o de regreso a casa.
El acoso por racismo o discriminación, es un fenómeno que siempre se da, no conoce status cultural, social, económico o étnico, su repercusión en las víctimas es grande; a parte de los sufrimientos que pueda tener un niño o una niña físicamente, se producen consecuencias fatales como la ansiedad, la baja autoestima y depresión que a la larga afectan el rendimiento escolar.
Para el psicólogo Juan Carlos Pérez, director académico y terapeuta en Instituto Peruano de Psicología y Bienestar – Andares, el bullying, se produce entre uno o varios compañeros, que molestan y agreden reiteradamente a otros alumnos que no pueden defenderse o están en desventaja frente a su agresor.
“Estos actos de agresión se dan de forma intencionada y reiterada por parte del acosador que aprovecha un desequilibrio de poder que existe entre él y la víctima, que por lo general se siente indefenso, generando trastornos psicológicos que afectan su salud, en algunos casos los lleva a querer autodestruirse”, explica.
Pérez, desde su experiencia en consulta con menores de edad, asegura que los acosadores escolares por lo general son fríos y calculadores, no les importa el sufrimiento del otro, simplemente porque provienen de un ambiente familiar o social de hostilidad que los conduce a desarrollar actitudes agresivas y violentas. “Por lo general un acosador también fue acosado”
LAS CAUSAS
Analizando algunos de los casos reportados en las escuelas estadounidenses se establecen como causas que originan este tipo de comportamiento a la mala situación económica en las casas, a las constantes peleas entre los padres y la falta de organización en el hogar.
Otro de los factores que influyen en el comportamiento de los agresores, es el propio clima escolar, que en muchas de las veces se ven influenciados por el tipo de cultura y valores que se promuevan en las escuelas, menciona el experto.
Juan Carlos Pérez también nos recuerda que es importante para entender los principales motivos que causan este tipo de violencia, conocer como fue el entorno del agresor, como fue su familia, como fue su desarrollo social. Asegura que el 90 % de agresores son varones, que provienen de una familia disfuncional, donde el afecto no ha existido, el padre es un agresivo o está ausente, es poco comunicativo y por otro lado la madre ha sido violentada, es sumisa o trabaja todo el día y está fuera de casa.
LOS SÍNTOMAS
El niño o niña que esté sufriendo bullying en las escuelas puede presentar problemas de concentración y atención, falta de memoria, rendimiento escolar deficiente; además algunos cuadros de ansiedad, irritabilidad, falta de apetito, malestar en todo el cuerpo, cansancio y un constante ahogo o falta de respiración.
“Debemos sumar también dolores de cabeza, dificultades para dormir, pesadillas o insomnio. Quienes están siendo víctimas del bullying suelen aislarse del resto, tienen apatía e introversión. Por eso es importante mantener un estado de alerta permanente con nuestros hijos”, recomendó nuestro entrevistado.
Otros de los síntomas que se pueden presentar, según el tipo de personalidad que tenga la víctima, es que suelen sentir culpa de algo que no han hecho o asumir la responsabilidad de los hechos; negación de los hechos e incongruencias, llanto incontrolado, respuestas emocionales extremas, miedo a estar solo. En casos extremos también tienen síntomas como temblores, palpitaciones, inquietud, nerviosismo, pesimismo, ideas e intentos de suicidio.
En ese sentido, nos recomienda Juan Pérez trabajar en equipos y grupos dentro de las aulas para reducir la falta de amigos y las altas tasas de aislamiento social, que son los primeros provocadores de la ansiedad, ira, depresión y pensamientos suicidas cuando la víctima ya no sabe asumir y enfrentar el bullying o acoso en la escuela.
QUÉ HACER
Desde el periódico Alianza Metropolitan News, a través de nuestra campaña Alianza contra el Racismo, no solamente queremos quedarnos en denunciar casos, sino presentar algunas alternativas de solución para ayudar a superar esta problemática que está causando daños en todos sus aspectos.
La UNESCO, como agencia de las Naciones Unidas especializada en educación, a través de su publicación “Violencia y acoso en entornos educativos” refiere que los alumnos y alumnas que sufren algún tipo de violencia, discriminación o acoso en las escuelas se ven severamente afectados en todos los entornos del aprendizaje, asegura que tienen graves repercusiones negativas en su educación, salud y bienestar.
“Es por eso que a través de este documento se busca sensibilizar sobre el problema y fomentar la acción que garantiza que los niños, niñas y jóvenes tengan acceso a un aprendizaje seguro”, refiere Irina Bokova Directora-General de la UNESCO.
Además se considera que la educación es prioritaria por ser un derecho humano esencial que contribuye al desarrollo de los sistemas educativos en favor de los estudiantes.
En ese sentido, la UNESCO, que desde las escuelas se debe promover la existencia de un plan de estudios, aprendizaje y enseñanza que prevenga todo tipo de acoso y fomente un entorno escolar acogedor, incluyendo unas buenas relaciones entre alumnos y docentes.
Las escuelas deben ser las primeras en eliminar la estigmatización y discriminación garantizando que se atiendan las necesidades de los estudiantes con la enseñanza que promueva valores de igualdad, respeto de la diversidad y la inclusión y que todos los alumnos conozcan sus derechos.
Es importante también que los docentes sean el apoyo más importante de los estudiantes que sufren de violencia y acoso, porque está demostrado que cuando existe un trato atento del personal docente, la amistad y aceptación entre los alumnos protege contra la discriminación a los escolares en general.
En consecuencia se debe implementar mecanismos para que los alumnos que sufren violencia, acoso y discriminación puedan denunciar en un ambiente de confianza, confidencialidad y seguridad que les permita un acompañamiento permanente.
Finalmente está el compromiso de los padres y de toda la comunidad escolar a brindar apoyo y participar activamente cuando detectan que un miembro de su familia está siendo víctima de discriminación y no dejarlos solos para que aguante la difícil situación que vive.
Este artículo es parte del proyecto periodístico Alto al Racismo – Stop the Hate, California State Library.